Miremos donde miremos podemos ver la tampografía en cualquier rincón de nuestro escritorio, oficina, objeto promocional, comercial, como las teclas de nuestro ordenador, las tazas con dibujo donde tomamos el café diariamente, Las letras y números impresas en electrodomésticos como el microondas, la lavadora, el salpicadero del coche, la cámara fotográfica, etc.
La Tampografía se conoce como el marcado sólido y duradero de una gran variedad de objetos tanto de superficies irregulares como cilíndricas mediante la transferencia de tinta usando un tampón de silicona o caucho.
En primer lugar se debe grabar el dibujo o texto que se quiere estampar sobre el objeto en un cliché, el cual funcionaría como un negativo.
El cliché suele ser una placa de metal o de polímero en que se aplica una capa de emulsión fotosensible. Las zonas correspondientes al dibujo o al texto quedan expuestas a la luz UV y la destrucción de la emulsión crea unos surcos que se llenarán de tinta de tampografía creando el dibujo o letra solicitados.
La tampografía permite imprimir en zonas muy difíciles de alcanzar con otros sistemas como la serigrafía. Con esta última técnica podremos hacer sombras o degradados al contrario que con la tampografía ya que el proceso de transferencia de la tinta es mediante la presión de la superficie del tampón contra el objeto. Aún así es importante que consideremos la tampografía como un complemento de la serigrafía y no como su competencia.