Se considera publicidad exterior aquella expuesta en lugares públicos y que está dirigida a un target indeterminado. Carteles, rótulos, vallas publicitarias, banderolas y, en general, cualquier soporte instalado en un lugar público o en espacios de espectáculos, eventos culturales, encuentros deportivos, etc.
Una parte importante de la publicidad exterior es la que abarca las fachadas de los establecimientos comerciales.
Los mercaderes de la época faraónica ya practicaban una rudimentaria forma de publicidad exterior al promocionar las ventas mediante la inscripción de mensajes en piedras que colocaban en los caminos de acceso a la ciudad. Con este mismo propósito, en las ciudades del imperio romano se reservaban espacios en los que colocar murales decorados.
La Antigua Grecia también utilizaba publicidad exterior para mostrar anuncios de los juegos olímpicos que se colocaban en las paredes exteriores del estadio. Con la popularización del papiro y más tarde el papel, estos anuncios de publicidad exterior comenzaron a ganar difusión ya que los mensajes impresos se podían reproducir y trasladar a diferentes entornos.